Que una obra es tan molesta, a veces, como necesaria, no se le escapa a nadie y eso es lo que debe de estar ocurriendo en las que se están realizando en la Glorieta de Pio XII, no solo por la molestia que ocasiona una obra en sí, con el polvo, la entrada y salida de vehículos de la zona que se está rehabilitando, etc. sino también por la que se forma en el tema del tráfico, en casos como este, en los que ha sido necesario realizar un cambio de dirección, por ejemplo.

Una vez que se arregle la parte de la carretera se volverá al sentido normal de las calles Alvarez Hazañas y Las Mujeres

Estaremos todos de acuerdo en que el cambio del sentido del tráfico conlleva una serie de problemas en la circulación por la zona, no en vano es una de las entradas, de las dos únicas existentes para el centro urbano y la única salida del  mismo, por lo que el embrollo es descomunal, pero aún así, el cambio era necesario, y digo era necesario, por que en breve se restablecerá el sentido habitual, que ya está previsto, y era necesario por que mantener el sentido habitual durante la realización de las obras era materialmente imposible según nos explican desde la Delegación de Seguridad Ciudadana y Movilidad, ya que con el vallado de las obras, que sobresalen hasta casi la carretera a la altura del Colegio Salesiano, «sería imposible que pudieran estar tres coches en paralelos en esa zona, uno para cada sentido y el que se debería situar en el medio para acceder a dicha calle», por lo que una vez estudiados y a pesar de los contratiempos y las molestias que acarrearía, decidieron que era la única forma de mantener el tráfico rodado en esa zona.

Es cierto que hay problemas, es cierto que las caravanas de vehículos, sobre todo en horas punta y en sentido salida por calle de las Mujeres, se hacen largas, pero no es menos cierto que no había otra solución, todos queremos que el tráfico sea más fluido, todos queremos tener una ciudad menos problemática en el tráfico, y quizás cuando esa obra esté acabada, en esa zona se habrá conseguido, pero mientras tanto nos toca sufrir este tipo de problemas.

Habrá personas que lo entienda, habrá otras que no, ambas están en su derecho, por supuesto, pero también hay personas que disfrutan con estas historias, personas que quieren que todo salga mal, personas que, en definitiva, les ciega el odio y eso no llega a ningún sitio, por otro lado, tenemos que estar de enhorabuena por que queda menos para que el tráfico en esta zona vuelva a su sentido habitual, y la obra se terminará y todo esto lo recordaremos como una anécdota, sobre todo cuando disfrutemos de esa gran plaza que quedará en el lugar.