La Reserva natural del Complejo endorreico de Utrera ya tiene catálogo florístico gracias al biólogo local Eduardo Bazo

13/06/2018

El Complejo Endorreico de Utrera, que engloba a las lagunas de Alcaparrosa, Zarracatín y Arjona, pertenece al ecodominio de la Depresión del Guadalquivir, formando parte de los humedales situados en la Campiña y Vega del Guadalquivir. En conjunto, constituyen un sistema morfogenético de naturaleza kárstica que se extiende a lo largo de una cuenca de más 570 Ha donde predominan los procesos morfodinámicos kársticos y aluviales. A pesar de la importancia ecológica del lugar, distante unos 70 Km del Parque Nacional de Doñana, nos encontramos con una asombrosa ausencia de estudios sobre la flora del Complejo Endorreico de Utrera, apareciendo la información dispersa o incompleta, hecho que dificultaba la labor del investigador de cara a caracterizar a este ecosistema.

eduardo bazoHasta la fecha, la mayor parte de trabajos realizados en la Reserva Natural del Complejo Endorreico de Utrera abundaban en los aspectos ecológicos del mismo, dedicándose al apartado botánico una referencia a modo de sucinta descripción fitosociológica del lugar, con mención especial para aquellas especies vegetales de relevancia. Por este motivo, el biólogo utrerano y miembro del Centro de Investigación y Desarrollo de Recursos Científicos Bioscripts ha decidido acometer el estudio florístico del Complejo Endorreico de Utrera con el fin de establecer un catálogo eficaz que permita a las diferentes administraciones y a los investigadores tener una información útil y actualizada, concentrada en una monografía única que recopile todas aquellas citas corológicas que aparecen distribuidas de manera dispersa en la bibliografía.

El estudio, publicado en la revista Acta Botanica Malacitana, se ha desarrollado simultáneamente en los 3 humedales que conforman el Complejo Endorreico de Utrera: Zarracatín, Alcaparrosa y Arjona, a lo largo de 17 meses, comenzando 1 de Septiembre de 2.016 y finalizando el 15 de Enero de 2.018. Para ello, se han realizado muestreos periódicos de carácter mensual, procedimiento que se incrementó en los meses de primavera y verano, donde los muestreos han seguido una periodicidad quincenal, cubriendo con esta metodología de trabajo la época de floración de la mayor parte de las plantas lacustres. En este caso, teniendo en cuenta las peculiaridades del ecosistema y el papel que juegan determinados grupos vegetales en los procesos tróficos, se han incluido en el estudio, además de las plantas vasculares, las macroalgas. En otras palabras, han sido objeto de este catálogo todos aquellos vegetales denominados “macrófitos”.

El catálogo de las plantas del Complejo Endorreico de Utrera está compuesto por un total de 145 taxones, correspondientes a las divisiones Chlorophyta (algas verdes), Pteridophyta (helechos) y Spermatophyta (plantas con semilla), siendo éste último el predominante. A pesar de que el número de especies que componen el ecosistema endorreico de nuestra localidad pueda parecer escaso, es similar al de la marisma de Odiel, que cuenta con 167 taxones para una extensión total de 7.185 Ha.

No obstante, es necesario señalar que la Reserva Natural del Complejo Endorreico de Utrera, a pesar de mostrar un grado de conservación aceptable (conserva la vegetación de orla y ninguna de las lagunas que conforman el Complejo Endorreico se encuentra completamente drenada), puede calificarse como un sistema en tensión debido a los múltiples elementos que alteran su identidad original. Para mantener la calidad del ecosistema en los niveles actuales, los campos de labranza, colindantes en la mayoría de los casos con el margen de la laguna, deberán reducir el uso de insumos químicos, principal responsable de la eutrofia y colmatación por acción del arrastre y lavado hacia la cubeta de tierras procedentes de la zona de laboreo. Esta situación, derivada directamente del desarrollo tecnológico que propició una serie de transformaciones hacia el primer tercio del pasado siglo, momento en que la extensión de algarrobos, encinas y coscojas originarias fue dejando espacio a cultivos herbáceos anuales tanto en régimen de secano como de regadío, a lo que se ha sumado posteriormente la implantación de pequeñas explotaciones ganaderas que, progresivamente se han ido asentando en las inmediaciones de las lagunas.

 

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