Doble cita la de ayer, en el ecuador del ciclo Noches de Julio de Utrera Suena, por un lado el flamenco puro de Diego El Cabrillero y por otro lado la investigación en los sonidos antiguos y contemporáneos del flamenco estableciendo sonidos nuevos, de la mano de la utrerana afincada en Holanda, María Marín, dos formas de ver y hacer música, en torno al flamenco.
El primero de los conciertos programados para ayer miércoles era el que ofrecía, en la sede de la Peña Flamenca Curro de Utrera, Diego el Cabrillero acompañado por Antonio Moya a la guitarra, donde Diego, siguiendo la escuela de su tío Chocolate, afrotó soleares, siguiriyas, bulerías por soleá y tonás, junto a fandangos, tarantos y malagueñas acompañado por uno de los guitarristas referentes de nuestra localidad, Antonio Moya.
Mucha gente en la peña utrerana para oir al cabrillero que durante más de una hora hizo disfrutar al público asistente al mismo, donde se pudo ver el auténtico cante flamenco, en contraposición del que minutos más tarde se podría ver en la Plaza de Gibaxa, donde la utrerana afincada en Holanda, María Marín, presentaba su espectáculo Tiempos Nuevos, junto Edsart Udo de Haes y Jamie Peet, guitarra y batería respectivamente.
María, acompañada por gran parte de su familia entre el público, influenciada por el flamenco, investiga, junto a sus compañeros, estilos antiguos y contemporáneos para establecer sonidos nuevos, universales, «sin límites ni clichés» como reza en el programa de Utrera Suena, al respecto.
María en su actuación simultáneo, a su manera y forma de ver y sentir la música, distintos palos del flamenco, como bulerías, soleá, alegrías, fandangos, etc y obras de grandes genios como Manuel Falla y Joaquín Rodrigo, así como Jazz y la improvisación, sello fundamental de su música.
En definitiva, magnífica noche la de ayer, con dos concepciones de ver la música de nuestra tierra, la antigua, de Cabrillero y la nueva formas de verla uniendo lo antiguo con lo contemporáneo de María Marín.
